Llevar una alimentación sana que sea equilibrada y variada contribuye a mantener la salud, bienestar y belleza de una persona.
Son muchos los nutrientes que pueden alimentar adecuadamente nuestra piel y uno de ellos es el agua, que ayuda a mantener la piel perfectamente hidratada y a eliminar las toxinas que pueden perjudicar al organismo.
Los nutrientes con función antioxidante como la Vitamina C y E, tienen un papel importante en la piel, la primera poca aumenta la producción del colágeno, que contribuye a la elasticidad de la piel. También ayuda a prevenir el daño causado por el sol que conduce a la aparición de manchas y arrugas; y la segunda, tiene la capacidad de aumentar el flujo sanguíneo, oxigenar y regenerar la acción dañina de los radicales libres.
La piel se renueva de forma constante. Una persona produce un media de cien kilos de células epidérmicas a lo largo de su vida. Este ritmo de crecimiento y renovación requiere, para mantenerse en unos niveles aceptables, el aporte de nutrientes como el zinc, presente de forma abundante en ostras, nueces, huevos, legumbres, atún, soja, carnes magras y setas; o las proteínas aportadas por la carne, el pescado, los huevos y los lácteos. Otro nutriente es el hierro, presente en legumbres, pescados, huevos, frutos secos, cereales y verduras.
Además de lo anterior, es importante, tener presente otros hábitos que no son apropiados para mantener la piel sana, por ejemplo dejar de fumar, que envejece y vuelve opaca nuestra piel y evitar el exceso de alcohol, que puede deshidratarla.
Salud en tu piel 