Cada zona de la piel tiene una textura y se comporta de manera diferente según su localización.
Por ejemplo, los pies, las manos, la cara, las rodillas, los codos y los talones son las partes del cuerpo que más se exponen a numerosos factores, como el clima, productos químicos, roces…
Cara
La piel facial es especialmente fina y la parte más visible del organismo. Está expuesta a factores como el contacto constante con el sol, y otros factores climáticos, lo que puede ayudar a la aparición de los signos de envejecimiento o problemas de la piel. Es fundamental saber que existen 4 tipos de piel: normal, seca, mixta y grasa.
Manos
Las manos junto con la cara, es otra de las partes del cuerpo que se expone a numerosas agresiones: químicos, detergentes, cambios de temperatura… Ellas son las protagonistas de casi todas las actividades cotidianas. La piel de las palmas y las yemas de los dedos es gruesa y robusta, no tiene pelo, carece de glándulas sebáceas y tiene escasez de factores hidratantes naturales.
Pies
La salud de los pies afecta directamente a nuestra movilidad y por consiguiente a nuestra calidad de vida. Y no somos conscientes de la importancia de mantenerlos en buenas condiciones hasta que nos generan molestia. Los pies se caracterizan por estar dotados de un gran número de glándulas sudoriparas, en mayor cantidad que en otras regiones del cuerpo, lo que hacen que requieran cuidados especiales para mantener su integridad y contribuir a su bienestar.
Rodillas, codos y talones
Las rodillas, codos y talones son las partes más dadas a sufrir roces con el calzado, la ropa y la movilidad de las articulaciones. Su piel es más gruesa que la del resto, siendo ásperas, dura y muy seca.